Foces del Pino
Dificultad: fácil
Kilómetros: 16
Tipo: ida y vuelta
Salida: El Pino
Llegada: El Pino
Tras hablar con dos amigos de Gijón sobre hacer una ruta por Asturias, la que sería mi primera ruta de “montaña”, nos citamos en Mieres para desayunar y salir los tres juntos hasta el pueblo de “El Pino”.
Al lado de esta capilla (foto de internet) dejamos el coche y empezamos a caminar por la pista que sale en dirección a las mismas foces.
Una vez cruzado el puente que hay a la izquierda del Molín de Peón (foto de internet), es sólo seguir la pista hasta llegar al estrechamiento que realizan las caídas de Peña Panda y Peña Pandos.
La nieve, que ya veníamos pisando desde bien abajo, deja unos contrastes muy bonitos.
La blanca nieve, el verde musgo y la gris caliza; bajo el susurro de las aguas, crearon aquel febrero de 2013, mi gusto por la montaña. Ninguna montaña volvería a ser vista como antes.
Una vez pasado el puente que nos conduciría a la otra orilla del río Pino, nos encontramos con los restos de un corzo comido por los lobos, antes ya habíamos visto restos de jabalí, así que se habían puesto las botas la noche anterior.
El río Pino… que este pequeño río haya hecho algo tan bonito con esas enormes peñas es increíble.
En el desvío hacia Peña Redonda, nosotros seguimos por la orilla izquierda en dirección Caniecha, a la que no llegaríamos por la falta de tiempo y el espesor de la nieve.
Ya, desde más arriba, la belleza que reciben nuestros ojos no lo pueden reproducir las palabras.
Hora de sentarse a seguir hablando y picar un poco, no iba a ser todo caminar.
El tiempo corría demasiado rápido. Había que regresar a la urbe, pues, a uno de mis compañeros aún le tocaba recibir una sesión del grado de Primaria. Es lo que tiene tener clase un sábado de tarde.
Pero no nos marcharíamos sin antes hacer nuevos amigos.
Y, así, tras tirarnos nieve abajo, disfrutando como enanos, el 26 de febrero de 2013 concluyó mi primera actividad montañera.