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Ya rugen los tambores

 

Ya rugen los tambores, ya brama el negro cielo;

tormenta de cráneos y cascos aplastados.

Rezumas rojo líquido, impávido mozuelo,

son hondas tus heridas, marchitos tus costados.

 

Brindará por tu estulticia el pérfido mochuelo.

El bosque es un estruendo de heráldicos venados.

Ya en ronda, azul, la luna nos muestra un Cristo en duelo;

sainetes y comparsas, monarcas ensalzados.

 

Ardiente es la corona que ofrece el Serafín;

que torna añil la sangre, los huesos en jazmín.

Y el céfiro a los valles un himno llevará:

 

de lóbregas calesas, de torpes duermevelas,

de gráciles princesas, de arábigas espuelas.

Y al santo, en su cabeza, la noche besará.