Ocurrió en Granada
El hedor de la carne descompuesta
torna siniestras las amapolas del campo.
De las ramas secas
penden los cuerpos secos.
Relucientes calaveras
golpean relucientes calaveras.
La eterna luna
se eleva como un ángel.
Y en la profunda noche,
el poeta se convierte en mártir.