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Una noche de verano

 

Juro ante Dios, juro ante Dios

que las palabras que aquí se exponen

no son, si no, el fiel reflejo de mi alma.

 

Juro ante Dios, si algún día hubo un Dios,

que no es esta una historia de amor;

pues no es amor, si no, locura.

 

Tal es la pasión del hombre enamorado

que no ha de existir, jamás,

hombre cuerdo enamorado.

 

Y una vez dicho esto, mi querido lector,

la noche que aquí se os presenta

fue, simplemente, una noche de verano.