Cuando, realmente, el tiempo nos falte
Con frecuencia nos quejamos de la falta de tiempo.
Cuando, realmente, el tiempo nos falte;
cuando no falte la falta de tiempo,
faltará tiempo para quejarnos.
Con frecuencia tememos citar a la muerte.
Cuando la muerte, al fin, nos cite:
tal vez, en una calle vacía,
tal vez, en una luna llena,
cuando la muerte, al fin, nos cite,
dejaremos de temerla.
Con frecuencia olvidamos besarnos.
Cuando, realmente, olvidemos besarnos;
cuando besarnos sea un olvido,
entonces,
sólo entonces,
recordaremos besarnos.